Todos tenemos en la memoria el recuerdo de un profesor o profesora que dejó huella en nosotros y no precisamente por la materia que enseñara si no por la relación mágica que se estableció.
Yo cursaba tercero de bachiller cuando tuve la suerte de tener a una estupenda profesora, ella daba clases de Historia, pero eso no fue lo más importante, ella fortaleció mi carácter y tuvo la habilidad de hacerme superar mi inseguridad de hablar en público así como mi timidez. Algo fundamental fue el hecho de potenciar cada una de mis intervenciones, además siempre evitaba dejar en evidencia a los alumnos. Puedo decir que a partir de ese curso mi forma de enfrentarme a la vida cambio.
Pasado el tiempo llegué a ser profesora y siempre he pensado que algo había influido la experiencia que os he contado.